Suele ser una queja muy recurrente: Donostia es una ciudad cara. Y sí, es un hecho incuestionable que se materializa en el precio de los alquileres, la cesta de la compra, transporte, comida… que nos colocan en el ranking de las ciudades más caras para vivir. Sin embargo, si rascamos en la superficie podemos encontrarnos con otra Donostia bastante más asequible económicamente, apta para (casi) todos los bolsillos y donde el precio deja de ser el principal hándicap.
Esta ruta low cost arranca en plan cultural. Normalmente, las exposiciones temporales que albergan las principales galerías-salas son gratuitas. Hay meses en los que la oferta no es nada del otro mundo, pero da la casualidad que el mes de marzo se ha puesto muy interesante en lo artístico: no te arrepentirás de visitar las fotografías apocalípticas de Pablo Genovés en el Altxerri, los espacios industriales y exteriores exóticos de José Manuel Ballester en la sala Kubo-Kutxa del Kursaal y las dos exposiciones del Koldo Mitxelena (Detritus y una muestra coral sobre el paisaje). Además, los martes la entrada al museo San Telmo es libre y los jueves también es gratis en el museo Naval.
Si el tiempo acompaña, siempre es una buena opción disfrutar de un agradable paseo por cualquiera de las zonas verdes y parques de la ciudad. ¿Hace cuánto que no subes a la cima de Urgull? ¿Y a Ullia? Pues eso. Acceder al parque de atracciones del Monte Igeldo cuesta 2,20 euros por persona, pero la panorámica de la bahía es tan perfecta que siempre merece la pena. El viaje en funicular va aparte (3,15 € ida y vuelta).
Restaurantes chinos y platos del día
Llega la hora de descansar un poco y sentarse a comer. Por menos de diez euros hay más opciones de las que en un principio puedas imaginar. Por unos 7 euros el bar Tánger (Okendo, 12) ofrece generosos pucheros y en el Staaf de Egia (calle María Dolores Aguirre, 12) y el bar Trueba (calle Miracruz, 13) también se han apuntado a los menús de un solo plato. En la Bodega Donostiarra (Peña y Goñi, 13) llevan tiempo ofreciendo un primero o un segundo + postre. Por último, también en Gros, el restaurante italiano Malandrino ofrece un menú completo (su sabrosa pizza incluida) sin rebasar la barrera de los 10 euros. Si lo compartes con un acompañante saldrás saciado por apenas 5 euros.
Ahora derribemos prejuicios. Hay restaurantes chinos y… restaurantes chinos. No todos son iguales. Con permiso del Mandarín de la calle Zabaleta, el Oriental de Reyes Católicos es una estupenda opción; precios asequibles y buena calidad. De otros buenos bares conocidos por su bajo coste (Pampero y Zumardi, entre otros) ya hemos hablado en otras ocasiones.
Si por la tarde buscas ver una película puedes acercarte a las proyecciones de las casas de cultura (Ernest Lluch, por ejemplo) o la FNAC, ambas gratuitas. Los miércoles ir al cine sólo cuesta 3,70 euros y el precio de los distintos ciclos y cineclubs de la ciudad (Kresala, Nosferatu, Tabakalera) ronda los 4 euros, un precio nada desorbitado si además tenemos en cuenta que muchas sesiones incluyen coloquios y charlas.
Y terminamos con pintxos y música. Casi todos los días de la semana se puede ir de pintxo-pote y otros derivados low cost en distintos barrios de la ciudad. La suma de pintxo más consumición es normalmente de 2 euros. Por su parte, en bares como el Altxerri (Reina Regente, 2), el Staaf y el Alboka (Easo, 37) suele haber jam sessions y conciertos gratuitos muchos miércoles y jueves. Nos gusta Donostia, sobre todo, si es low cost.
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