Hace exactamente un mes estuve en la oficina del festival cultural Olatu Talka, ubicada en la primera planta de la casa de cultura de Okendo. Me encontré con un equipo con las pilas puestas, valorando las propuestas que los ciudadanos les habían enviado para poder incluirlas en la programación. Soplaban nuevos aires. Y se respiraba buen ambiente en el pequeño equipo compuesto por Nagore Irastorza, Estibaliz Parada y Edorta Subijana. “¿Y si ponemos esto en marcha?”, se preguntaba Edorta aquella mañana señalando uno de sus conocidos fotomontajes, concretamente el del mercadillo de los bajos de la Concha.
Pues, finalmente, aquella curiosa foto ha sido admitida junto con otras muchas propuestas de «todo tipo» -actividades relacionadas con la música, el deporte, el teatro, las nuevas tecnologías, la danza, la gastronomía, el medio ambiente o el arte- que se pondrán en marcha en la sexta edición del festival los días 29, 30 y 31 de mayo. Según la organización, han recibido un total de 200 propuestas con las que completarán el programa, una cifra similar a la de 2014.
Este año la principal novedad, además de delimitar el campo de acción a Donostia y extenderse a todos los barrios, es el uso que se le va a dar a los espacios «escondidos» de la ciudad: el depósito subterráneo de agua del parque Lore Baratzak de Ulia, el cementerio Polloe o… los arcos de la Concha donde el sábado 30 se va a celebrar un mercado nocturno, de 18 a 24 horas, bautizado como Kontxa Gaumarket. Los bajos, tradicionalmente, han sido utilizados como espacio de botellón y, desgraciadamente, urinario público. Y el principal objetivo del mercadillo será el de regenerar un espacio urbano degradado.
«Me hace ilusión ver que se hace realidad», reconoce Edorta. «El fenómeno de los mercadillos es algo muy interesante que viene sucediendo en la ciudad y sería una pena dejar pasar la txanpa de Olatu Talka. El trabajo además está en buenas manos. Esas personas que se han movido para crear y mantener los diferentes mercados pop up que han surgido están trabajando conjuntamente».
«La sinergia entre colectivos está funcionando genial», corrobora Carol Marín, coordinadora de la iniciativa y una de las responsables de The Gallery. Los principales agentes que forman parte del reciente tejido de mercadillos donostiarras han unido sus fuerzas (Undermount, Staaf, Dress & Shop, Donosti Sunday Market, Arteuparte, Itxaso & Amaia y The Gallery) con el objetivo de impulsar el proyecto y convertir este mercado en un verdadero mercado de referencia de San Sebastián, EL MERCADO. «Nuestra pretensión (nuestro sueño) es que esta historia pueda tener continuidad más allá de Olatu Talka», afirma Carol.
A nadie se le escapa que estos mercadillos son un formidable escaparate del talento autóctono, una plataforma para nuevos creadores que pueden aprovechar el tirón que puede tener un evento de estas características en la playa de la Concha. Aunque siguen llegando muchas solicitudes, la selección está cerrada y un total de 51 marcas de distintas disciplinas (fotografía, diseño gráfico-visual, cerámica, moda, complementos, ilustración, decoración, vintage y handmade) participarán en esta primera edición. «Creemos que la gran mayoría de disciplinas estarán representadas», asegura Carol. Algunos participantes han entrado a través de una convocatoria abierta y otros han sido elegidos por una serie de criterios de selección que «se establecieron en primera instancia», como la «multidisciplinaridad» y la «visibilidad» de sus trabajos.
Quien haya estado en alguno de estos mercadillo sabrá que la salsa la ponen las actividades paralelas. En esta ocasión habrá conciertos, djs, instalaciones artísticas, un bar… Faltan algunos flecos por atar, pero Kontxa Gaumarket promete.
2 Comentarios
uff, perezón. No mola ni un poquito. La playa es para lo que es y eso no incluye el alborotoy el mercadeo!! y algo a cuidar, como el resto de la naturaleza.
A no entrar en confusion y crear iniciativas forzadas, donde no se corresponde. Incompatible e irrespetuoso.
Bueno, en realidad no sería en la playa sino en los bajos, que están muy deteriorados. Creo que la idea es buena: darle un uso a los soportales, que no sea el de meadero público o botellódromo. Y un mercado puede encajar perfectamente, ¿no crees?