Esta segunda parte es la continuación sobre los sitios que últimamente están surgiendo en Gros y le están dando otro aire al barrio. Insistimos: hemos decidido acompañarlo del adjetivo «cool» -alguno tenía que tener- por no emplear el término desgastado y caduco «hipster». Si la primera parte del trayecto empezó en Sakona pegado al río Urumea, éste debería arrancar en la repostería MEIVY de la Gran Vía. Sin embargo, han colgado un cartel en la puerta en el que avisan que, mientras reforman su local, que se han trasladado a… BELGRADO. ¿Tan lejos? ¿A Serbia? No, es broma, a pocos metros, a la avenida Navarra 2 esquina con Zabaleta.
Allí, en un txoko nada más entrar a la izquierda, tienen expuestas sus dulces recetas con acento argentino. «La idea es verdad que vino de Belgrado», aclara Nayade, que se encarga de la gestión de las tiendas y marcas (Viva la vida, Letitare, Lasai, Koloreka, Goñi Ardoteka, la propia Meivy…) que se alojan en este enorme espacio con grandes ventanales mirando a la Zurriola y que gira en torno a la idea clásica del bar-restaurante. Muchos lo conocerán porque antes estuvo el Salt. «Ainara y Ana (responsables del Koh Tao) estaban en un bar muy similar a éste donde podías tomar un café, comprarte un gorro de lana, un libro…», explica Nayade. «El problema era encontrar un local adecuado para semejante proyecto».
La carta es la misma que la del Koh Tao (una mezcla de repostería y platos salados), aunque la reina de la barra es la tortilla de patatas con pimientos y cebolla. Cada tienda-marca tiene su puesto asignado y funciona de manera independiente, como si estuviéramos en un mercado al uso, aunque las condiciones económicas y el modus operandi no es exactamente el mismo. «Algunos pagan una parte proporcional del alquiler y en otros casos un porcentaje de la venta se la llevan los responsables del local», explica Nayade. La planta baja de momento está cerrada al público -antes, con el Salt, había un futbolín y un billar-, pero esperan acondicionarlo para poder ofrecer charlas, conciertos y eventos de todo tipo. «También se podrá alquilar para cumpleaños, por ejemplo», añade. Y próximamente se habilitará un puesto de quesos al corte que se podrá «mezclar con una copa de vino».
Está claro que el concepto del bar multiusos Belgrado es insólito en Donostia, pero pega bastante en una calle como Zabaleta. Hace ya dos años nos dimos una vuelta por aquí y hay cosas que no han cambiado: la tienda de ropa vintage VINTAGE CLOSET (número 43), LA GUINDA (número 55), que abrió Romina Mosquera en 2011 y donde sirven repostería casera y tienen una carta más que interesante; la cafetería con amplios sofás y la tranquilidad máxima de HOGAR DULCE HOGAR (esquina con la calle Bermingham)…
También podemos encontrar otras tiendas con encanto como DOTT (en las fotos de arriba, Zabaleta 45). Sin embargo, dos han sido los grandes hitos que ha habido desde entonces. Por un lado, la librería y laboratorio cultural GAROA (número 33), que asomó un poco después de aquel post, en verano de 2014. Se ha convertido en un referente indiscutible del ambientillo cultural donostiarra, no sólo como librería sino también gracias a un rico programa que gira en torno al concepto paperezkoak. Como ocurre con Belgrado, estamos ante otro espacio de grandes dimensiones. Y donde todo está cuidado hasta el más mínimo detalle. Arriba una completa librería con un delicioso txoko al fondo donde sentarte y poder tomar algo mientras hojeas un libro; en la planta baja suelen montar exposiciones temporales.
Su agenda es de lo más recomendable. En 2016 continúan sus ya habituales conciertos íntimos, conferencias, debates y presentaciones de libros, así como las tertulias literarias. En la tienda de Donostia, su sede original está en Zarautz, suelen estar Ines García y Aritz Cestona, libreros simpáticos y atentos a las últimas novedades.
El segundo es MALA GISSONA BEER HOUSE, que en noviembre de 2014 montó su fábrica de cerveza artesana en Oiartzun y ya distribuye su marca por buena parte del norte de la Península, sur de Francia e Italia. Este año pretenden asaltar el mercado inglés y norteamericano, pero, ojo, no nos equivoquemos; esto no es un sprint sino una carrera de fondo. «Hace cinco o seis años nos empezamos a plantear cambiar de vida y dejar lo que estábamos haciendo por el proyecto de la cerveza que era lo que nos apasionaba», cuenta Manu, que junto con Iván Zabala empezó haciendo cerveza en casa y más tarde decidieron «empaparse» de cultura cervecera viajando por Europa con el objetivo de «investigar, visitar fábricas, productores de maquinaria…». «Requiere todo un proceso de aprendizaje», advierte. «Esto no es: me hago en casa mi cerveza y mañana me pongo a vender».
Desde el inicio tuvieron en mente contar con un espacio físico para dar a conocer la marca. Tras desechar el proyecto inicial por misión imposible -elaborar y vender cerveza en el mismo punto de venta- se alojaron en la antigua localización de Essencia Ardodenda y una pequeña tienda de reparación. «Nos gustó por ubicación y tamaño. Cogimos los dos locales y lo tiramos todo.» Les ha quedado una cervecería a mitad de camino entre la estética industrial y marina en la que, poco a poco, irán introduciendo comida (hamburguesas, raciones) que casen con sus cervezas y ya, de cara a verano, pondrán una terraza.
De momento las cosas les están yendo bien y su inmersión en Gros -apenas llevan dos meses- está siendo positiva. Atraen a todo tipo de clientela, desde txikiteros a cerveceros expertos, jóvenes, lo que andan de paso, cuadrillas… «El local físico nos da contacto con el público, una experiencia directa de cómo funcionan las cervezas. Un punto de venta da más confianza y vemos directamente cómo reacciona la gente. También estamos en un momento en el que el sector de la cerveza artesana es menos del 1 por ciento del mercado y queremos contribuir a que crezca la cultura de la cerveza artesana, no necesariamente la nuestra», cuenta Manu como si fuera un libro abierto.
Y, por último, si en el primer tramo teníamos las bicis urbanas Miner, en este otro lado de Gros se encuentra la «primera tienda y taller de Donostia especializada en bicicletas», BIZIPOZA, en la calle karkizano, 9. Y así ponemos fin a este díptico cool de Gros. Pero visto cómo avanzan de rápido las cosas en el barrio dentro de poco nos veremos ampliando el recorrido con una tercera parte.
6 Comentarios
Y Dott!
La tienda en realidad es mucho más chula que aparece en estas fotos!
Sin duda es una calle muy especial , Zabaleta!
Gracias por el reportaje….
Jo, y que pasa con la fábrica de colores? Lleva mil años allá tambien… Y tiene ropa súper especial!
¡Toda la razón del mundo! Íbamos a hacer una tercera parte, pero no salió al final y ahí hemos fallado por no haberlo incluido entre otros sitios guays 🙁
Se llama gentrificación.
Mira que dejarte fuera a ESSENCIA WINE BAR & STORE, único espacio en Donostia que tiene vinos biodinamicos y naturales por copas, tienda de vinos de todo el mundo biodinamicos y naturales de pequeños productores etc. etc. Trae a Donostia a los gurus mundiales del vino para sus espectaculares catas, aparte de restaurant y bar Essencia es la cultura misma, el cielo de la cultura embotellada
Sí, Mikel, ya lo hemos visto en FB. Apuntamos el debe sin falta. Nos ha podido más la cerveza que el vino, pero no lo tomes a mal, ¿eh?
Saludos