A Almudena Manso, dueña del bar Staaf del barrio de Egia (Calle Maria Dolores Aguirre, 12), se le había metido entre ceja y ceja abrir la cocina hasta bien entrada la madrugada. Dar de comer hasta las 4 de la mañana ha sido una de las principales apuestas del Staaf desde su reapertura y lavado de cara en junio del año pasado. Pero esto no es Madrid. Ni Barcelona. Ni mucho menos Londres o Berlín, donde hay muchos sitios donde puedes llevarte un bocado independientemente de la hora. Cuando llegó el otoño pasó de tener la cocina abierta de las 4 a las 3 de la madrugada. Ahora abre hasta las 12 de la noche, una hora mucho menos canalla y más acorde con los estándares donostiarras. Dan un poco de todo: una ración de patatas bravas, verduras en tempura, carrilleras…
Comer a deshoras, más allá de las 15:30 y 23 horas, puede ser una odisea, una aventura de dudoso desenlace en un lugar con horarios tan estrictos. También en los establecimientos de comida rápida, más habituados al trasiego. Una franquicia como Foster´s Hollywood (calle Zabaleta, 1), por ejemplo, cierra al mediodía y estira las cenas sólo hasta pasadas las 11 de la noche. McDonald´s (plaza la Bretxa 1), por su parte, abre de 9 de la mañana a 12 de la noche, lo que tampoco supone ninguna locura. En esos casos lo mejor es pasar por la hamburguesería Va Bene del Boulevard, que abre del tirón hasta la 1:15 entre semana y las 3 el fin de semana. Pero si lo que queremos es embadurnarnos de grasa y sudor nada más apropiado que La Napolitana ( calle Marina, 11), la incombustible hamburguesería de la Zona; clásica parada canalla en las madrugadas de los jueves universitarios.
Si dejamos a un lado un puñado de kebabs -como los de la calle Duque de Mandas y Miracruz- y los poco recomendables Vending de Gros y Egia -donde lo mismo te llevas un sándwich de jamón y queso recalentado que una caja de preservativos deluxe-, el fast food definitivo para las madrugadas sigue siendo el de la calle San Jerónimo 1, estratégicamente ubicado en la entrada/salida de la Parte Vieja. Venden todo tipo de productos apetitosos al intempestivo horario de cierre de bares y discotecas: hamburguesas, pizzas, patatas fritas, bocadillos… De momento, ya vemos que no han llegado menús nocturnos de inspiración extranjera, como los burritos o los wok, tan en boga en otros lugares.
¿Y cuáles son esos lugares donde comer sentado en condiciones a las cuatro o cinco de la tarde? ¿En qué recóndito lugar se encuentran esas apañadas cartas que están a tu disposición todo el día? Lo cierto es que no hay muchas cocinas con horario ininterrumpido (y buena calidad). Aquí van tres ejemplos: la Bodega Donostiarra (calle de Peña y Goñi, 13) de Gros es un must, con el estupendo plato del día como reclamo principal y el resto de su excelente oferta; en el Centro puedes probar con la raciones y pintxos-tapas de La Cochinita Pibil; y ya en la Parte Vieja no falla el restaurante Gandarias.
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