Esta entrevista debería haber tenido lugar hace más de un año. Luego, tras muchas vueltas, al fin, se fijó una cita que parecía la definitiva a principios de diciembre pasado… que tampoco pudo ser. Cuando Eva Rivera no está metida en la vorágine del festival de cine documental musical Dock of The Bay o detrás del lanzamiento de una nuevo libro para la editorial Expediciones Polares dice que no sabe qué contar, que no tiene mucho que decir. Pero no es verdad. Tiene un discurso muy sólido y perfectamente estructurado sobre cuál debe ser el papel del gestor cultural -ella prefiere emplear el término «agente cultural»- en una ciudad como Donostia y maneja una visión crítica y muy poco complaciente alrededor de los grandes hitos culturales de la ciudad con DSS 2016 a la cabeza, sin por ello caer en la demagogia barata y la crítica por la crítica. Habla desde el terreno. Y todo eso le diferencia de voces divergentes y chillonas como la de Manuel Delgado.
Quedamos en la nueva cafetería multiusos Belgrado de Gros, el antiguo Salt, donde además de una barra de bar hay puestos de ropa, botellas de vino a la venta, libros y un inequívoco aroma a mercadillo vintage. Las espectaculares vistas no han cambiado. La playa de La Zurriola asoma de costado. Desde sus grandes ventanales se ve cómo las olas explotan en la orilla y el mar ruge con fuerza. «Esta precioso», dice Eva al llegar.
¿En qué consiste exactamente eso de ser gestora cultural?
Yo no sé si soy gestora cultural, que es alguien que se dedica a crear y promover proyectos culturales. Idearlos, pensarlos, escribirlos y llevarlos a cabo. Eso es básicamente lo que hace una gestora. En mi caso, ahora mismo dirijo un festival (Dock of The Bay) y soy editora (Expediciones Polares). El tiempo de gestor cultural se quedó atrás.
Pero tienes una trayectoria en esa línea con Qualia y demás…
Es verdad. Llevamos, y digo llevamos porque hay más gente detrás, 10 años promoviendo proyectos culturales. Cuando empezamos nos dimos cuenta de que la forma de recibir subvenciones y tener apoyo era a través de una asociación de gestión cultural y creamos Qualia. La ventaja de esto era que no requería tener unos gastos previos como ocurre cuando montas una empresa. Luego se facturaron algunas cosas a través de una Sociedad Limitada que surgió más tarde y que se llamaba Dale donde hemos montados cosas como Primer intento, Homeless music festival, Kutxa Kultur y Dock of The Bay.
¿Se puede vivir de esto de forma digna en Donostia?
No, no (con rotundidad). Habría que diferenciar tres estratos a nivel cultural. La cultura de base que tiene una raíz participativa, toda esa gente que sale de su trabajo habitual y hace una actividad, la que sea, desde bailar, pintar, hacer ganchillo… Cosas relacionadas con la cultura entendida desde un sentido amplio, no sólo como bellas artes. Después hay otro estrato muy delgado, muy pequeño, que son los gestores, o mejor dicho, los agentes culturales independientes que vivimos de una forma muy precaria. Por último está todo el entramado cultural institucional que gestiona la cultura pública que pagamos todos como puede ser el caso de Donostia Kultura, Diputación o Tabakalera como gran ente cultural.
San Sebastián está muy focalizada a ese gran entramado institucional que cercena una gran parte de la actividad cultural promovida por esa franja de gestores que aspiramos a vivir de forma digna e independiente. El apoyo público se está reduciendo y cada vez hay menos espacio para nosotros. Y a eso se le añade la falta de patrocinios de marcas privadas que hemos sufrido desde 2013 hasta ahora. Cuando empezó el Dock of The Bay, que tiene un presupuesto de 90.000 euros, era más o menos fácil conseguir 10.000 euros. Ahora no. Vivimos en una especie de darwinismo cultural.
Dibujas un panorama totalmente dicotómico, partido en dos. La mayoría del pastel se lo llevan las iniciativas públicas mientras que vosotros os quedáis con las migajas…
Es una reflexión que como ciudad debería hacerse. ¿Qué modelo cultural queremos para Donostia? ¿Queremos que toda la actividad venga por parte de las entidades públicas o queremos dar un margen a estas personas que, como yo, estamos gestionando de forma privada actividades culturales? Los gestores independientes no tenemos capacidad ni fuerza para hacerlo, pero es algo que desde la Capitalidad Cultural se debería haber hecho. Somos tan pequeños que reclamar ese espacio y poder vivir dignamente y al mismo tiempo denunciar las injusticias es algo que te lo piensas muy mucho. La necesidad de ayuda es tanta que temes no recibir subvenciones por levantar la voz. Es necesario tener capacidad de denuncia pero, al mismo tiempo, es complicado. Hay que ser muy valientes.
Eres de las pocas mujeres, ahora está Ane Rodríguez, directora de Tabakalera, con responsabilidad cultural en la ciudad. ¿Cuál es el valor añadido qué podéis aportar como mujeres?
Encuentro a un montón de mujeres haciendo cosas. No sólamente a Ane. Está Laura Míner, con Undermount, Carol Marín, en Arteuparte, diseñadoras, ilustradoras… Creo que como mujer es importante que tengamos referentes y que alcancemos puestos de visibilidad dentro del espacio público. Qué pasa, ¿que el talento femenino no existe? Existe igual. Somos la mitad de la población y estamos ahí, pero te encuentras con menos mujeres en casi todos los ámbitos de la vida. Últimamente somos más, pero al principio solamente (lo repite dos veces y lentamente, mascando la palabra) me reunía con hombres. Y ahí creo que las mujeres debemos aportar una voz propia, no solamente en la cultura, y reclamar ese espacio. Pero esto es un trabajo a… muchos años.
¿Has tenido alguna experiencia negativa por ser mujer? ¿Has padecido casos de machismo?
Sí, como todas las mujeres que detectamos machismo en todos los ámbitos de la vida. Como mujer tienes que decir las cosas dos veces para que te tomen en serio y parece, a mí me pasa, que las cosas que dice un hombre tienen más peso. Con los chicos, los hombres, es más fácil porque tenéis toda una tradición a vuestro favor. Conozco a un montón de tías con talento que están haciendo cosas en sus casas. Echo de menos que eso cambie de una vez.
¿Cuál es tu opinión respecto a Tabakalera? ¿Crees que está cumpliendo con las expectativas?
Lleva muy poco tiempo en funcionamiento. Es un espacio enorme con una línea de programación muy clara, que es lo que yo percibo, pero debería ser más permeable a lo que ocurre en la ciudad. Me pregunto si este contenedor de cultura tan enorme podrá tener contenidos suficientes para una ciudad de 200.000 habitantes. Tabakalera tiene que cubrir ese déficit, para un público minoritario, de las cuentas que no le puedan salir a un gestor cultural privado. Pero que esté tan vacío… El otro día estuve en una exposición y estaba prácticamente sola. ¿Cuántas personas van a los ciclos? Está guay que lo público cubra ese papel, pero demos una oportunidad a la gente que estamos haciendo cosas y queramos programar nuestros contenidos.
¿A eso te refieres con lo de «ser más permeable»? ¿Que Tabakalera, de alguna manera, tienda puentes con el sector privado?
Entiendo que no todo vale, pero creo que tendría que acoger a distintas sensibilidades y colectivos que planteen contenidos interesantes. Tendría que haber una apertura real de Tabakalera a la ciudad. No puede ser que el alquiler de la sala de cine sea tres veces más caro que en los cines Trueba, que es de una iniciativa privada. Aunque petara todas las sesiones en el cine de Tabakalera con el Dock of The Bay perdería pasta. ¿Qué promotor puede asumir perder dinero de primeras? Es inasumible.
Su argumento es que necesitan fondos y que es su manera de financiar el edificio
Ya, pero me parece mal. Pago dos veces: como ciudadana donostiarra que paga impuestos y como gestora. Debería haber un filtro previo. Tendrían que hacer una evaluación de quién está detrás de la petición. Eso es lo que deberían cobrar a una megamarca como a Vodafone o a Euskaltel, no a mí. No puede haber una misma tasa para todos. Se lo dije a los propios responsables de Tabakalera.
Mantienes una postura crítica hacia 2016, pero no sé si es por cómo están gestionando el proyecto o por la programación
Por ambas cosas. En primer lugar veo una gran falta de capacidad para poder acceder a ellos. A mí me ha costado un año. Me he reunido dos veces y luego después del festival estuve con Pablo Berastegui (su director general) para hablar en condiciones. He sentido impotencia. Luego, ya lo he dicho antes, detecto una falta de evaluación de cuál es el entramado cultural de la ciudad. Tampoco estoy de acuerdo con cómo se ha gestionado el dinero. ¿Por qué a unos les han dado tanto y a otros tan poco? He visto las licitaciones y, sinceramente, era imposible cumplir los requisitos. Es algo que me escama.
Con este asunto se tiende a pensar que los que se quejan son los que no han visto un euro y que el resto, como poco, está calladito disfrutando de su porción o alabando directamente a 2016
No es verdad. Si hubiera habido un reparto más equitativo y una capacidad de comunicación y un entendimiento real con los diferentes agentes, que no somos tantos, estas suspicacias no hubieran salido. A nosotros (Dock of The Bay) nos dieron 5.000 euros solamente para la sección de Nuevos Públicos porque, palabras textuales, «no les interesaba» el festival. Tengo un mail donde se detallan todas las líneas de trabajo que estábamos desarrollando; trabajar con Europa, con diversos colectivos… Son contenidos que vienen en su programa y nos respondieron diciendo que no tenían ni tiempo ni fondos. ¿Cómo puede ser? ¿Tengo un festival que dura 8 días y sólo te interesa lo que se proyecta para los chavales en la sección de Nuevos Públicos? No entiendo el criterio. Tengo que coger el dinero porque no me queda otro remedio, pero hay una parte dentro de mí que dice que no le interesa ese dinero. No me has escuchado. No te ha interesado lo que yo te he dicho. Esto es lo que más duele.
Todo esto recuerda un poco a la historia con Ayo Silver! y el nulo apoyo de 2016 al Lurrazpiko Festa…
Sí, y ellos creo que pedían 1.500 o 2.000 euros nada más para no partir con pérdidas. Son cifras tan pequeñas que realmente es difícil de entender lo que está pasando. No lo entiendo.
¿Crees que 2016 está conectando con la gente o que los donostiarras viven la capitalidad con cierto escepticismo?
No lo sé. No lo tengo claro. Aquí hay dos visiones, la del gestor y la del ciudadano. Tú cómo gestor percibes las cosas de una manera y el público las puede percibir de una forma distinta. En el caso concreto de 2016 ya hay algún hito que ha salido fatal como el del famoso puente que la ciudad en general lo ha criticado.
¿No ves un vacío en la programación desde aquellos cuatro primeros días? Desde fuera parece que no han ocurrido grandes cosas relacionadas con la capitalidad, nada especial…
Yo realmente no llego a entender cuál es el programa de la capitalidad. Nos hemos enterado por la prensa sobre el proyecto 2016 Lecturas y que ahí puede tener cabida Expediciones Polares. No nos tienen que llamar, pero me choca la poca atención que prestan sobre lo que está pasando en la ciudad y no es la primera vez que esto ocurre. Como resumen, creo que va a haber mucho oportunismo y mucho fuego de artificio y que 2017 va a poner la gente en su sitio. Va a hacer un balance. Nos mantendremos los que ya estábamos y, muy a mí pesar, lo que va a quedar del proyecto de 2016 no va a ser mucho.
¿Qué pasó exactamente el otro día en la fiesta callejera de Expediciones Polares? ¿Tuvisteis que realojar el evento de la calle Loiola al pasadizo del mercado San Martín, no?
Otra cosa incomprensible en esta ciudad. Era viernes de carnaval y por la calle Loiola pasaron un montón de charangas, suele haber músicos tocando, etc. El motivo que alegaron para no dejarnos estar ahí era que el acto era privado y que no podíamos obtener usufructo de ello. No hubo manera. Y sinceramente no entiendo la razón real para no hacerlo. Me molesta que dos semanas antes haya espacios ocupados en la ciudad y no pase nada. ¿Por qué unos sí y otros no? Estoy sacando a la calle a grupos locales y libros de escritores locales. Pagamos a a los artistas y no pasamos la gorra como hacen los músicos callejeros. Es una gran injusticia.
Por último, ¿habrá Dock of The Bay en 2017?
Espero que cumpla la 10ª edición pero, si te digo la verdad, no sé si eso ocurrirá. El festival me recuerda al mito de Sísifo, que tiene que cargar con una piedra para subirla hasta la montaña y luego se le vuelve a caer para poder subir la piedra otra vez. Con Expediciones Polares este año tenemos pensado editar cuatro libros y mi compromiso como mujer es que demos cabida a más mujeres.
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Eskerrik asko. Interesante y triste. Éste y otros difundidos en https://facebook.com/groups/1609124439317231