Pensábamos que iba a correr como un caballo salvaje que no para nunca, que se pierde a lo lejos por una carretera infinita dejando atrás árboles y edificios. Pero resulta que no, resulta que, por el momento, transita como un discreto coche eléctrico que pasa desapercibido entre el denso y ruidoso tráfico de la ciudad. Es cierto que sólo llevamos tres meses de capitalidad cultural y que faltan otros 9 meses cargados de eventos. Pero por mucho menos se han fulminado gobiernos, equipos de fútbol, programas de televisión y se han ido al garete relaciones de pareja. Qué menos que analizar lo sucedido. Echar la vista atrás y al frente. Con lo que ha pasado desde aquellos actos de inauguración hasta ahora podemos hacernos una composición más o menos fiable de dónde estamos e, incluso, de adónde podemos llegar.
La primera conclusión, y probablemente la más importante, es que Donostia es una ciudad culturalmente más atractiva y, como va dentro del pack del proyecto, más comprometida en fomentar cuestiones éticas y derechos universales. Donostia 2016 no es una farsa, ni un maquiavélico invento capitalista con carcasa cultural como algunos haters intentan hacernos creer. No asoman efectos colaterales perversos, ni habrá un devastador cataclismo turístico como el que señalaba el profesor catalán Manuel Delgado en aquella famosa entrevista que corrió como la pólvora por las redes sociales. Barcelona, las Olimpiadas y el Fórum tienen su propio relato y no tiene nada que ver con éste.
Puede parecer una perogrullada, pero no está de más que se recuerde: la inyección de actividades -algunas nuevas, otras aportando su propio sello sobre lo que ya se venía programando anteriormente- ha aumentado mucho en Donostia. Hay más exposiciones que nunca, más conciertos, más teatro, más oferta. No todo va de la mano de 2016, pero también es verdad que en muchos casos no hemos reparado en la letra pequeña ni se ha visibilizado el trabajo de cocina. A 2016 le pasa como a esos centrocampistas que pasan desapercibidos en un partido de fútbol: sin su sostén, el equipo se vendría abajo.
Otra cosa muy distinta es que nos guste lo que vemos. A veces da la sensación de que estamos ante una sopa de letras conceptual que no se acaba de entender demasiado bien. El extraño mejunje de Stop War Festibala es un buen ejemplo de ello. ¿Nick Lowe teloneando a Esne Beltza? ¿En serio? Entre los periodistas suele ser recurrente señalar el puesto de director de comunicación de Donostia 2016 como el más complicado de toda la ciudad. Visibilizar algo tan intangible y difuso y que cale en la ciudadanía debe ser peor que montar un puzzle de 10.000 piezas de un cielo azul homogéneo.
El hermetismo (y su alargada sombra)
Hasta ahora lo que más chirría es la falta de transparencia de un proyecto que apela a valores universales como la solidaridad, la convivencia y la empatía para superar conflictos. La paradoja es difícil de entender. La tupida madeja burocrática e institucional -el patronato de Donostia 2016 lo componen cuatro administraciones distintas: Ayuntamiento, Diputación, Gobierno vasco y Ministerio- tampoco ayuda: más de dos meses después no sabemos exactamente cuánto costó la inauguración y cómo se desglosaron todos los gastos. En realidad no sabemos casi nada de cómo se gasta el dinero de la capitalidad, unos 50 millones de euros públicos.
Y luego pasa lo que pasa. Si no hay información precisa de los millones que llueven como maná del cielo se levanta la alfombra de las suspicacias. ¿Cuánto cobró Hansel Cereza? ¿Cuál fue el caché de Bob Geldof, que vino y se fue sin tocar? ¿ Fueron 40.000-50.000 euros, un 20-25% del total del presupuesto de Stop War Festibala? ¿Cuánto costó el chorreo de publicidad institucional del viaje al tiempo sopero Time Machine Soup? ¿Era necesario ese despliegue para un evento que iban a disfrutar algo más de mil personas o simplemente se hizo para marcar paquete? ¿Cómo se reparte internamente la cantidad destinada en los concursos públicos? ¿Cuánto se lleva el organizador de un evento? Todo esto debería ser de dominio público, pero sólo tenemos acceso a la información general. Y cuando haces una pregunta de este estilo todo el mundo enmudece o te da largas con cortesía. Nadie se quiere pillar los dedos.
Tampoco está claro por qué algunas actividades son de pago y otras no. ¿De qué depende? ¿Del tamaño y la demanda? ¿Del coste de la producción? En todo caso, el dinero suele ser un filtro injusto y perverso. Y más en tiempos de crisis: los que menos tienen se quedan sin acceso a la cultura. Pasa a ser un privilegio. Esto no concuerda con el corpus de 2016.
Tampoco es muy espíritu 2016 pagar 5 euros la hora -menos que, por ejemplo, como depediente de un comercio que cumple con el convenio del comercio textil de Gipuzkoa- a los encuestadores que entregan las hojas de evaluación al público para que los rellenen después del evento; que la diferencia económica entre Corizonas y sus teloneros, The Bullet Proof Lovers, sea 14 veces mayor; tener voluntarios (trabajadores no remunerados) cuando cuentas con un presupuesto millonario o que alquilar un puesto de comida en el río te cueste 1.200 euros y te digan, poco menos, que te están haciendo un favor porque en las txoznas de Sagües en Semana Grande se paga un pastizal.
Cal y arena
Desde el principio se ha subrayado que el proyecto está «sustentado en la participación ciudadana» y que «lleva la participación ciudadana inscrita en su ADN». Y en buena parte es verdad. Existen bastantes ejemplos de ciudadanos anónimos que lo demuestran, así como muchos profesionales culturales (artistas, músicos, directores de cine, escritores…) y agentes muy diversos (Ttanttaka teatroa, productora Moriarty, Undermount, Kultura Alternatiboa, Jakiunde, galerías, Bukowski, Dabadaba…) que forman parte del conglomerado participativo de 2016. Pero, al mismo tiempo, las ausencias son significativas. Hay cosas que no encajan. Ha faltado, por ejemplo, ganarse la confianza de los gaztetxes y centros autogestionados como Mogambo, bastiones de la cultura underground y alternativa.
Con los exhibidores de cine y programadores musicales privados la relación ha sido escasa. No constan proyectos de colaboración con Sade -la empresa que gestiona los cines Príncipe, Trueba y Antiguo-, al festival Dock of The Bay le llegaron de rebote 5.000 euros para la sección de Juventud y Bang Bang Zinema, que siempre está con el agua al cuello y corre el riesgo de desaparecer, se ha quedado con las manos vacías.
Con excepción de Ginmusica -organizadores de festival itinerante Music Box y Stop War-, el resto de promotores musicales habituales de la ciudad (Ayo Silver!, Red Ribbon, Bloody Mary, Get In, Men of Rock, Syntorama…) se han quedado fuera de juego y tienen razones para sentirse excluidos. La capitalidad puede argumentar que podían haberse presentado a los concursos públicos, pero es un argumento que se desmonta con la misma medicina que ellos mismos pregonan: tendiendo puentes, tejiendo alianzas, haciendo de la convivencia la razón de ser y ofreciendo música para todo tipo de público. El coche eléctrico ha arrancado y avanza poco a poco, no sin dificultades, con logros, sombras, dudas y paradojas de difícil encaje.
7 Comentarios
Pobrecitos los de SADE que no han conseguido ningún trinque de DSS2016. Debe ser que tener el monopolio de la exhibición del cine comercial en la ciudad es poco para ellos, por no hablar del derribo por capítulos del Bellas Artes silenciado por gran parte de los plumillas donostiarras y casi todo el arco político. A ver si esta es la primera de muchas, y dejan de tener patente de corso para hacer lo que les venga en gana.
Bueno, que yo sepa, no ha habido relación por ninguna de las dos partes así que digamos que nadie ha salido perdiendo. Ya se sabe que la Sade tiene el monopolio del cine donostiarras e inmuebles en la ciudad (el Bellas Artes, por ejemplo). Los monopolios no son buenos, pero hay que reconocerle una labor valiente en la programación y su cada vez mayor apuesta por la VO. El resto, lo podemos discutir.
La apuesta en VO en el Trueba ha bajado. Desde que lo reinauguraron nunca se habían programado pases doblados como ya ha empezado a suceder esta semana. En el Príncipe la VO se circunscribe desde hace varias semanas a un pase los jueves a última hora de todas las películas que no son en castellano. No me parece mal, pero no es un pase como para animarse a ir si el viernes toca currar y levantarse a las 6 de la mañana. Y respecto a la programación valiente, desde la inauguración del cine de Tabakalera ha bajado mucho la apuesta por el cine mas alternativo.
¿Hay pases doblados en el Trueba? Eso es novedad. Vaya. Tienes razón que el pase del jueves por la noche en el Príncipe no anima a ir si se curra por la mañana el viernes. Estás más pendiente del madrugón que de la película. Y sí, Tabakalera se ha comido -y me parece normal- el cine indie o alternativo aunque creo que Sade y Tabakalera tienen su hueco y cada uno puede aportar sus cosas. Me preocupa lo de la VO, francamente. Gracias, Javi
Y hablando de Music Box ¡a disfrutar en Miramón el día 16! (incluye tironcito de orejas -a organizadores y público- para que en la capital cultural se llame a las cosas por su nombre):
https://www.facebook.com/groups/171435009872657/permalink/252401151776042/
No nombras a Syntorama, para vosotros como para la mayoria de estamentos en Donostia es como no existieramos, Syntorama es una empresa que representa a músicos de Euskal Herria y de todo el mundo en el area del Folk y World Music, empresa que lleva mas de 20 radicada en Donostia pagando sus impuestos y que después de llevar varios años haciendo propuestas y perder tiempo y tiempo en reuniones con todo el mundo en Donostia2016 no ha conseguido que se acepte ninguna de sus propuestas. Lo único que ha conseguido Syntorama es hacer de «tonto útil» en las dos licitaciones musicales planteadas y que estaban concedidas de antemano, una autentica verguenza. No hay derecho a que te hagan perder tanto el tiempo, es mucho mas sano e higiénico que te digan con años de antelación que no vas a trabajar con Donostia2016 y todo el mundo contento.
Ya lo he incluido Mikel, como podrás ver en el post. El resto lo que estamos diciendo por FB…